La entrada de hoy es una prueba palpable de que esa habitación-trastero en la que estás pensando acomodar a tu bebé -y de la que no acabas de estar plenamente convencid@- posiblemente tiene todo el potencial que intuyes… ¡o incluso más!. Yo creo que el quid está en encontrar tu combinación de colores ideal. Probar y probar hasta dar con ella. (A mí me funcionó de maravilla lo de elegir dos colores combinados con grandes dosis de blanco: azul, naranja y blanco en una y rosa chicle, verde pistacho y blanco en la otra). Lo principal: centrarse en ella y no irse demasiado de ahí.

Y ya puestos, atrévete a reutilizar pequeños muebles que ya estén por casa. ¿Quizá es el momento de pintar esa cómoda, mesa auxiliar o estantería que no sabes muy bien dónde poner?¿Dar uso a ese butacón que anda por ahí muerto de risa?). También puede ser el lugar perfecto para dar nueva vida a pequeños objetos decorativos con un significado especial (porcelana, algún cuadro o lámpara de mesa de herencia, marcos con fotos…) que darán ese punto de calidez que un espacio así requiere. Y si tienes la suerte de contar con un dormitorio tan amplio como el de las fotos, tan sólo puedo darte la enhorabuena ;).

No te pierdas las fotos del «antes» (link inferior), para ver el cambio radical que esta habitación ha dado con sólo pintar las paredes, colocar un poco de papel pintado y meter unos cuantos detalles textiles (cojines, banderolas, alfombra, cortinas…) · I’m loving the pale pink, white and navy color combo used in this nursery. As you speak english ;), feel free to follow the below link to jump to the original post… (sorry, but the designer of this place will give you the most accurate version of how she made it…)