Tengo la inmensa suerte de trabajar en lo que más me gusta del mundo (al menos en esta etapa vital). Ya lo dice la sabiduría popular «Quien trabaja en lo que le gusta, no tiene que trabajar nunca más». Aunque claro, si alguien me viene con la frasecita un domingo por la tarde después de no haber pisado la calle en todo el fin de semana -toda la semana, seamos sinceros- encerrada trabajando, ¡creo que le salto a la yugular directamente!. Sí, me considero una afortunada de poder pasar los días en mi pequeño taller, lijando y pintando, dando nueva vida a piezas antiguas, con la mascarilla y los guantes como eternos compañeros de viaje, y también en el estudio, desde el que os cuento historias, saco algunas fotos, pienso en nuevas ideas y proyectos. Me considero especialmente afortunada de poneros cara a muchos de vosotros cuando venís a ver las piezas al Almacén Chic, a gente de de Asturias, pero sobre todo a los que dedicáis parte del «fin de semana de escapada por Asturias» para venir a verme a Gijón. Sí, la verdad, creo que tengo mucha suerte en ese sentido (mientras escribo esto estoy tocando madera…)