Con una clara apuesta por el blanco y la madera de tono bien oscuro, con muebles de corte clásico y algunas antigüedades que apuestan por la sencillez y la buena manufactura, esta casa en California está pensada para que una pequeña familia de 4 (una pareja y sus hijos pequeños) la disfruten al máximo. Otra […]
Bienvenid@ al nuevo Vintage & Chic · Welcome to the new V&C
La de veces que pensé que ¡ya!, ¡por fin!… y otra vez a la casilla de inicio
No te voy a engañar. Jamás he podido presumir de ser una persona paciente; más bien todo lo contrario. Pero no sabía que con el título de madre te regalaban un gran paquete invisible lleno de paciencia que, como todo lo bueno, enseguida se acabó, consumido por el cansancio, la responsabilidad y la autoexigencia. Porque sí, a mí la paciencia me brotó por primera vez de forma espontánea con 33 años gracias a un bebé llamado Gael, a una jornada completa de trabajo fuera de casa y al resto de cosas que ya te imaginas. Para cuando Adriana nació, casi 3 años más tarde, yo ya me había diplomado en Paciencia. Aprendí a esperar -que no a perder el tiempo-, a no tirar la toalla y perseverar, a tomármelo con calma (yo, que siempre he sido pinpanfuego), tanto que incluso llegué a aguantar más de 3 años en un mismo trabajo por primera vez en mi vida :). · I can’t say I’m a patient person. At least I’d never considered myself one until my elder son, Gael, was born when I was 33. I suddenly discovered that, whether I learned to be patient or I was lost. So I did. By the time Adriana was born, almost three years later, I got my degree in Patience. I was even able to stay more than three whole years doing the same job. Unbelievable for me :).