Nórdica, sí, pero clásica y con un punto rural. Una gran cocina sin pretensiones, empapelada con uno de esos diseños florales tan típicos del norte de Europa y abierta a un comedor y zona de estar que parece sacada de una cabaña sueca de principios del siglo XX. Una cocina atípica y muy acogedora…
Un piso de 100m2 con una distribución muy eficaz
Si algo me ha llamado la atención de este piso es que «solo» tenga 100 m2 (nótese en entrecomillado, que 100m2 en ciudades como Barcelona o Madrid son lujo asiático en los tiempos que corren), si tenemos en cuenta el tamaño de este gran espacio que engloba salón, cocina y comedor y que se abre al vestíbulo. Está claro que la distribución ha sido estudiada con cuidado para sacar el máximo provecho a la luz natural y también para ahorrar el máximo de espacio, esos valiosos metros cuadrados que se pierden en pasillos, puertas y rincones imposibles. Me encanta esta idea de crear una estructura para la cocina que no llega al techo pero separa la zona del comedor del salón, aunque yo hubiera creado esa isla mirando hacia el otro lado :).