Confieso que me da un poco la risa cuando en algunas revistas de decoración (normalmente extranjeras) tachan de «pequeño» a un piso de 180 m2, sobre todo cuando se trata de una segunda residencia y encima va a ser habitado por una única persona. Digo risa, pero en realidad me da un ramalazo de indignación. […]
Imponente, elegante y rotunda. Una casa que apuesta por el negro.
Esta esa una de esas casas que consiguen sacarme un ¡¡oh!! nada más verlas. Me gustan las casas que se funden con el entorno, que se distribuyen a lo largo y no a lo alto -las escaleras no acaban de convencerme en ningún caso-, que combinan zonas cubiertas con porches y grandes ventanales que miran al exterior. Me gustan las casas en las que el lujo es algo que se intuye por los materiales, pero que no resulta ostentosos. Me gustan las casas como esta en Flinders, Australia, una antigua granja reconvertida en esta maravilla donde el negro resulta el color perfecto para interior y exterior.