De esta casa londinense con jardín privado lo que más me ha llamado la atención es sin duda la historia de su reforma integral. Porque sus dueños, más bien ella, la interiorista que firma la reforma, vieron un pequeño anuncio en un periódico y sin poder entrar en detalles sobre el estado real de la vivienda, la compraron casi a ciegas en solo una semana. Según dice, estaba claro que era una ruina y que habría que hacerla entera de nuevo, así que para qué dar vueltas. Una casa de varios pisos de los que solo se conserva, según he podido entender, la escalera y parte del suelo porque, aparte de abandonada y llena de trastos, la sorpresa se escondía en el amianto que descubrieron en varias estancias. Tienes la historia completa al final. Solo te diré que me fascina esta combinación de antigüedades, arte y tonos tierra. Y que la luz cenital es un plus siempre.

Esta es una de esas pequeñas grandes historias de reformas increíbles que transforman una antigua granja inglesa del s. XVII en esta maravilla actual pero rebosante de personalidad e historia. Las vigas vistas, las paredes con entramados de madera y ladrillo, los suelos de madera y hasta la irregularidad de muchos muros y techos (hay lugares donde el ángulo recto es más bien un intento que una realidad) combinan a la perfección con muebles y luminarias del s. XX (he visto varias Jielde por ahí). Una casa familiar pensada para ser vivida a tope. Suerte la de sus propietarios… Al final tienes varios antes/después. Ver para creer.

Las fotos del «antes» de esta casa familiar en algún lugar de Alabama muestran un jardín del que sacaron 7 camiones de trastos (y eso, solo del jardín) y estancias con moquetas horrorendas y espacios de los que apetece echar a correr. Las fotos del antes y todos los detalles de la reforma los encontrarás en el último de los 3 enlaces del final. Yo me quedo con la parte bonita, con este gran salón, con esa cocina blanca, con los techos abuhardillados, las puertas de madera decapadas y las vigas vistas. Necesito belleza…