Me gustó por sus techos negros, por la modernidad no reñida con un toque tradicional, por su arquitectura tan singular y porque me parece un perfecto refugio para pasar buenas temporadas en plena naturaleza, pero me he quedado boquiabierta al descubrir que esta casa tiene su propia cuenta en instagram, con casi 40.000 seguidores, gente […]
En mi casa, fluyendo… O de una primavera tozuda, bella e insolente.
Hace un par de días le pedí a marido que me trajera unas flores, unas ramas, un algo verde de casa de mi suegra para darme cuenta de que la primavera existe y es tozuda y fiel a su cita y porque después de tantos días de confinamiento total (mis hijos empezaron el jueves y no han puesto el pie en el calle aún, yo el sábado y he ido dos veces a la compra) necesitábamos ese romero, esas camelias -puestos a pedir, porqué no la flor de Chanel ¿verdad? :) – y esas florecillas de color rosa. Tenemos la suerte, enorme suerte, de que nuestro piso es amplio, tiene mucha luz y que yo tengo mi estudio en casa, así que puedo seguir más o menos mi ritmo habitual. Mi marido tiene que ir a cuidar de mi suegra que vive en una casa en la zona rural de Gijón, donde él tiene su taller de fabricación de gaitas y donde además puede ensayar sin problema. Así transcurre nuestro día a día, tres aquí y uno que va y viene, vestido de astronauta y dando abrazos virtuales a una madre que olvida y no entiende. Pero creo que somos unos afortunados. Hoy encima, marido cumple años. Solo espero que lo estéis llevando con la moral tan alta como por aquí. Toca fluir, aceptar y sonreir. Un abrazo.
Toca fluir, aceptar y sonreír.
Fotos: Leticia Blanco | Vintage & Chic