Nórdica, sí, pero clásica y con un punto rural. Una gran cocina sin pretensiones, empapelada con uno de esos diseños florales tan típicos del norte de Europa y abierta a un comedor y zona de estar que parece sacada de una cabaña sueca de principios del siglo XX. Una cocina atípica y muy acogedora…
si es que a veces la naturaleza inspira más que mucho muebles! qué colorido más bonito.